martes, 22 de septiembre de 2009
Problemas de los inmunosupresores genéricos en trasplantados
TRASPLANTES
Problemas de los inmunosupresores genéricos en trasplantados
JANO.es · 22 Septiembre 2009 08:58
Los pacientes que la reciben tardan menos tiempo en desarrollar nefrotoxicidad y rechazo del injerto que los tratados con medicamentos de patente
Medio centenar de especialistas se han dado cita en Alcalá de Henares (Madrid) en el V Foro sobre Avances en Trasplante Hepático, donde se presentaron diversos estudios sobre las diversas técnicas de trasplante y actualizaciones sobre técnicas quirúrgicas. No obstante, una de las intervenciones más llamativas fue la ponencia del Dr. Benjamín Gómez, del Hospital de Guadalajara (México), quien analizó la introducción de los inmunosupresores genéricos en la sanidad mexicana.
Explicó que desde el momento en que se introdujeron de forma masiva los inmunosupresores genéricos en su país, su equipo del Hospital de Guadalajara detectó ciertos cambios en los resultados de la terapia inmunosupresora con respecto al período anterior. El Dr. Benjamín Gómez, director del GONET (Grupo de Occidente de Nefrología y Trasplante), presentó una serie de resultados que apuntan que la inmunosupresión con medicamentos genéricos obtiene peores resultados en términos de nefrotoxicidad y rechazo del injerto que los medicamentos de patente. En México el trasplante renal en un 50% se hace en las instituciones públicas, donde, desde 2005, el 70% de los medicamentos inmunosupresores que se utilizan son genéricos. En la actualidad, sólo 1 de cada 100 pacientes reciben medicación innovadora, por lo que el Hospital de Guadalajara ha podido llevar a cabo un estudio comparativo de los resultados ante y post genéricos.
Los datos recogidos por el Dr. Gómez y su equipo hablan por sí solos. Antes de 2005, cuando se utilizaban medicamentos de patente, el porcentaje de pacientes que presentaba rechazo era del 10%. A partir de 2006, el rechazo aumentó en un 43%, siendo evaluados la mitad de pacientes que en el período anterior, lo que supone un aumento de los rechazos del injerto en un 400%. Otro de los marcadores que se analiza en este estudio es en qué periodo de tiempo desarrollan los pacientes niveles de toxicidad. Mientras que con el tratamiento con medicamentos originales la toxicidad aparecía a los 43 meses, a partir de 2007, donde casi la totalidad de la inmunosupresión es genérica, los niveles de toxicidad empiezan a subir a partir del segundo mes.
Así, el equipo del Dr. Gómez comenzó a realizar biopsias a los pacientes a partir del 1º mes, y no cada tres meses, como se venía haciendo antes de la entrada de los genéricos. Esto supone, además de un descenso de la calidad de vida del paciente, un mayor volumen de trabajo para los equipos médicos, que deben hacer revisiones mensuales, ya que los niveles de creatinina son más altos. Sólo durante el curso 2006-2007, se realizaron 180 biopsias, de las cuales 157 presentaban rechazo y nefrotoxicidad. Además, el número de pacientes inducidos pasó del 25% en 2005 al 85% en 2009. Para este especialista, “la única manera de intentar mantener una cierta supervivencia del paciente trasplantado desde la inmunosupresión genérica es aumentar el número de biopsias para detectar en estadios tempranos la nefrotoxicidad y aumentar la vigilancia del paciente, con el esfuerzo humano y económico que esto supone”.
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