miércoles, 21 de octubre de 2009

Microbicidas, una opción al no-preservativo en África


Thomas M. Mertenskoetter

Diariomedico.com
ESPAÑA
ESTÁN PENSADOS PARA PROTEGER A LA MUJER
Microbicidas, una opción al no-preservativo en África

El sida sigue atacando principalmente a países en vías de desarrollo de África y Asia y hasta que llegue la esperada vacuna contra el VIH hay que seguir desarrollando y expandiendo el uso de otras medidas preventivas, como los microbicidas.


Sara Domingo - Martes, 20 de Octubre de 2009 - Actualizado a las 00:00h.

llave conceptual:
1. Los estudios sociológicos de la población a la que van dirigidos los microbicidas son tan importantes como el desarrollo del producto

De la población infectada, las mujeres son las que peor parte se llevan. Para ellas están desarrollando microbicidas de segunda generación, un arma contra el VIH pensada específicamente para el uso femenino.

Al contrario de los microbicidas de primera generación que sólo actúan contra ciertas enfermedades de transmisión sexual o como anticonceptivo, los de segunda generación se componen de antirretrovirales, lo que los hace luchar exclusivamente contra el virus del sida. Además, mientras que los primeros sólo actúan en la cavidad vaginal y deben aplicarse en el momento de la relación sexual, los segundos se absorven a través de los tejidos, siendo así más efectivos y de duración más prolongada.

Uno de los impulsores de estos productos es el Partenariado Internacional para Microbicidas (IPM, en sus siglas en inglés), quien se centra en el desarrollo de microbicidas presentados en forma de geles y anillos vaginales. Thomas M. Mertenskoetter, director de relaciones externas de Europa de IPM, explica que cada uno tiene sus ventajas. "Las ventajas del anillo son que sólo se utilizan 12 al año, es más barato, fácil no olvidarlo porque se introduce en la vagina y su eficacia es de un mes. El gel gusta más a las mujeres porque actúa como lubricante y hace que el sexo sea más placentero. Así que el consumidor decide". Mertenskoetter añade que los microbicidas "no son desarrollados como alternativa al condón, sino como alternativa al no-condón. Están destindos a mujeres, sobre todo de África, donde no pueden acceder al preservativo".

Eficacia
Aunque aún no hay datos oficiales sobre la eficacia de estos productos (el informe con los resultados de IPM se presentará en julio de 2010), Mertenskoetter cree que "un 50 ó 60 por ciento de prevencion del VIH es un buen resultado y suficiente para que el producto tenga un impacto alto y reduzca las infecciones". Sin embargo es importante tener en cuenta la influencia del factor social a la hora de hacer un uso eficaz de estos microbicidas. "Si el producto se relaciona mucho con el sexo, y se vende en farmacias o tiendas, a algunas mujeres les asustará comprarlo. En muchas ocasiones prefirirían que el producto se asociara a la higiene más que al sexo. En cuanto al anillo, puede que ciertas féminas teman perderlo por el cuerpo y que desaparezca en él, ya que no saben que la vagina es una bolsa cerrada y pequeña", explica Mertenskoetter.

Por este motivo, además de los estudios científicos es necesario hacer investigaciones sociológicas teniendo en cuenta el nivel económico, social y cultural de la población a la que va destinado el producto para mejorar la distribución. "De momento no podemos pensar en ésto porque aún no sabemos cómo va a funcionar el producto", pero cuande se sepa, asegura que se harán campañas siguiendo los modelos de las realizadas para fomentar la utilización del preservativo masculino y femenino o las mosquiteras contra la malaria.

Hablar de futuro
El principal objetivo en este momento, según ha explicado Mertenskoetter, es conseguir un microbicida con eficacia suficiente. "Lo más importante es conseguir una herramienta que dé la oportunidad a las mujeres de protegerse a sí mismas, cosa que ahora no existe. Primero hay que cubrir ese hueco y a partir de ahí se mirarán otras opciones". Esas otras opciones pueden ser la posibilidad de combinar microbicidas con anticonceptivos, proteger no sólo a la mujer de la infección sino también a sus parejas o desarrollar un microbicida específico para hombres, aunque ya se está estudiando un microbicida rectal.

Sin ánimo de lucro
“Asumimos que la distribución se va a hacer a través de programas subvencionados”, afirma Mertenskoetter, pues IPM es un Partenariado de Desarrollo de Producto (PDP, en sus siglas en inglés), sin ánimo de lucro, ya que aunque aún no se puede saber el precio final del producto, “para mujeres que ganan 1 ó 2 dolares al día para ellas y su familia, incluso si costase 6 céntimos, sería mucho”. IPM ha pactado con las farmacéuticas poder utilizar sin coste alguno la patente de los antirretrovirales para desarrollar microbicidas para países en desarrollo. “El precio final sólo incluye la mano de obra y la distribución”. España ha aportado a este proyecto de IPM 1,5 millones de euros en 2008. “Hay un gran interés en que los microbicidas funcionen y esto permite darse cuenta de que cualquier investigación científica es a largo plazo. Somos optimistas al ver el apoyo recibido que será necesario para seguir desarrolalndo este tipo de productos”, ha concluido Mertenskoetter.

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