miércoles, 21 de octubre de 2009

La hepatitis B requiere mayor potencia antiviral


Javier Crespo y José Luis Calleja.

Diariomedico.com
ESPAÑA
TAMBIÉN ES PRECISO LIMITAR LAS RESISTENCIAS
La hepatitis B requiere mayor potencia antiviral

Las enfermedades hepáticas no pueden abordarse limitando la actuación al hígado. Según los expertos, son patologías que requieren un manejo multidisciplinar pues su repercusión en el organismo puede ser global.


Santiago Rego. Santander - Miércoles, 21 de Octubre de 2009 - Actualizado a las 00:00h.

llaves conceptuales:
1. El abordaje de los pacientes hepáticos tiene repercusión sobre órganos como cerebro, riñones y córneas, por lo que precisa implicar a otros especialistas
2. Las recomendaciones para pacientes que reciben tratamiento a largo plazo es que el efecto se mantenga en el tiempo y se cumpla la pauta

El abordaje multidisciplinar de las enfermedades hepáticas mejora la atención integral de los pacientes. Hasta ahora, los expertos estaban acostumbrados a tratar las enfermedades sólo desde un punto de vista, pero hay patologías que afectan a más de un órgano, por lo que el trabajo conjunto entre varios especialistas es fundamental para mejorar la calidad de vida del paciente.

Además, las nuevas guías de tratamiento de la Sociedad Europea de Enfermedades del Hígado insisten en tratar a los pacientes con los fármacos que tienen una mayor potencia antiviral y una menor tasa de resistencias, además de hacer especial hincapié en que los pacientes con hepatitis B que incumplen el tratamiento se hacen resistentes a él.

Estas son algunas de las consideraciones hechas por el centenar largo de especialistas que han participado, en el Palacio de la Magdalena, en la II Aula Abierta Multidisciplinar en Hepatología, patrocinada por Gilead Sciences y auspiciada por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), bajo la coordinación de Javier Crespo y José Luis Calleja, médicos adjuntos, respectivamente, de los servicios de Gastroenterología del Hospital Marqués de Valdecilla y Puerta de Hierro-Majadahonda.

Crespo ha explicado que muchos de los pacientes que tienen enfermedades hepáticas crónicas presentan patologías que afectan no sólo al hígado, sino también a otros órganos, como el corazón, el cerebro o el riñón, entre otros. "El tratamiento de estos pacientes, aunque la causa principal sea la hepática, tiene repercusión sobre otros órganos. Ello obliga a implicar a otros especialistas, caso, por ejemplo, de la enfermedad de Wilson -exceso de cobre en hígado, cerebro, riñones y córneas-, la cirrosis, la esteatosis, alteraciones psiquiátricas, y hepatitis B con tumores, entre otros cuadros".

Saber las prioridades En este sentido, Calleja ha agregado que este Aula ha pretendido que el especialista de digestivo que trata los cuadros hepáticos conozca de primera mano cómo trabaja el de otras áreas clínicas ligadas a cuadros hepatológicos con ese mismo paciente: neurólogos, cardiólogos, nefrólogos, cirujanos o psiquiatras.

"Saber cuáles son las prioridades de estos otros profesionales en el abordaje de un paciente que requiere ser tratado por clínicos de diversas especialidades es una obligación para todos los médicos. Los protocolos han mejorado las cosas, y ahora mismo lo normal es que haya una buena coordinación entre servicios y profesionales". El encuentro ha servido también para una puesta en conocimiento de las novedades incluidas en las nuevas guías de la Sociedad Europea de Enfermedades del Hígado para el tratamiento de la hepatitis B.

"Todas ellas destacan la importancia de tratar a los pacientes, desde el inicio, con los fármacos adecuados, que son aquéllos que tienen una mayor potencia antiviral y una menor tasa de resistencias". ha advertido Calleja. Impacto no conocido Este aspecto es muy importante ya que, tal y como ha subrayado Crespo, estamos ante pacientes que reciben tratamiento a largo plazo y el objetivo es que el efecto de dicho tratamiento se mantenga en el tiempo. "La filosofía general de estas guías sobre la hepatitis B es hacer hincapié no sólo en cómo hay que tratar al paciente, sino también qué individuos necesitan tratamientos y cuáles no; qué pruebas requiere un enfermo antes de determinar si necesita tratamiento, y una vez decidido que el paciente tiene que recibir terapia cuál de ellas aplicar", ha apostillado.

Los coordinadores del Aula han recordado que, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, una de cada doce personas en el mundo convive con los virus de las hepatitis B o C, y la gran mayoría no lo sabe: 550 millones de personas tienen la enfermedad y lo desconocen. Los afectados por hepatitis son mucho más numerosos que los de otras con mayor impacto social como el sida o la tuberculosis. De hecho, el número de infectados por hepatitis B es diez veces mayor que los afectados por el virus del VIH, y su transmisión es cien veces más fácil.

CUMPLIR EL TRATAMIENTO
Javier Crespo ha indicado que las resistencias al tratamiento son frecuentes, dado que el virus de la hepatitis B, cuando se multiplica, es poco fiel, tiene muchos errores a la hora de replicarse, y es una fuente importante de aparición de resistencias. "El fenómeno más llamativo, desde el punto de vista clínico, es que los pacientes suspendan el tratamiento de forma inadvertida para el médico o dejen de tomar el fármaco de forma arbitraria, provocando que las resistencias surjan en gran medida, no porque los fármacos no sean eficaces o porque la enfermedad sea muy agresiva, sino porque muchas veces el paciente no toma adecuadamente la medicación", ha explicado el experto del Marqués de Valdecilla, de Santander."Los pacientes que no cumplen el tratamiento no lo suelen reconocer, pero tenemos datos indirectos de algunos ensayos clínicos que sugieren que el individuo no toma adecuadamente la medicación. La mayor parte de estos pacientes van a recibir tratamiento a largo plazo, habitualmente fácil de seguir, pues suele consistir en tomar un comprimido diario y, en ocasiones, esta facilidad implica que el paciente se relaje y se olvide o deje de tomarlo por unos días", ha agregado Calleja. Ambos han insistido en que las cifras no llaman a cerrar los ojos y mirar para otro lado: el 5 por ciento de la población mundial es portadora del virus de la hepatitis B, lo que genera dos millones de muertes anuales, y una de cada tres personas en el mundo ha estado expuesta alguna vez al virus de la hepatitis B o C. De ahí que figure como una de las enfermedades prioritarias entre los objetivos del milenio de la OMS.

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