antitrombóticos de última generación

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Los nuevos antitrombóticos podrían reducir complicaciones
Un inhibidor de la trombina (dabigatrán), y un inhibidor del factor X de la coagulación (rivaroxabán), se perfilan como los antitrombóticos que podrían reducir las complicaciones hemorrágicas de los fármacos tradicionales, según confirma José Antonio Páramo, de la CUN.
Paz Amatriain Pamplona 13/04/2009

Dos nuevos fármacos han irrumpido en el arsenal dirigido a mejorar el tratamiento de la trombosis. Es uno de los principales aspectos presentados en la reunión Nuevos antitrombóticos: una mirada al futuro, en Pamplona. En ella han participado miembros de los servicios de Cirugía General y Ortopédica, Medicina Interna, Anestesia, Intensivos y Hematología de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) y de los hospitales de Navarra, Virgen del Camino, Reina Sofía y García Orcoyen. Varios de los ponentes han estado involucrados en ensayos clínicos con estos nuevos fármacos.

El dabigatrán y el rivaroxaban suponen una gran esperanza en la especialidad. El primero es un inhibidor de la trombina, y el segundo un inhibidor del factor X de la coagulación. José Antonio Páramo, director de Hematología de la CUN, ha dicho que su principal característica es que son muy selectivos por esas enzimas y que se pueden administrar por vía oral sin necesidad de monitorización. "En la actualidad el dabigatrán, ya aprobado, sólo está indicado en la prevención de la trombosis en la cirugía ortopédica, y el rivaroxabán, creemos que a partir de mayo, estará dispnible para esta misma aplicación.

Lo importante no es sólo que puedan prevenir la trombosis en el contexto de la cirugía, sino que cuando el paciente ya tiene una trombosis establecida, podrían sustituir al Sintrom. La nueva revolución en el tratamiento es que vamos a poder disponer a corto plazo de unos fármacos que no requieren monitorización, ya que la dosis se ajusta a las características individuales de cada paciente en función de su peso. Así, no alteran los parámetros de la coagulación, y por tanto las posibilidades de que induzcan hemorragias son menores. Los estudios en el tratamiento de la trombosis son aún preliminares, y a lo largo de este año se irán conociendo los resultados".

Hasta ahora el tratamiento de la trombosis consistía en la administración de heparina durante la hospitalización, y se continuaba con anticoagulantes orales. Desde los años 80 se administraban las heparinas de bajo peso molecular, que se administran por vía subcutánea de manera ambulatoria. Pero el tratamiento tenía que seguir siendo con anticoagulantes orales: Sintrom y warfarina.

"El problema de los anticoagulantes orales convencionales es que producen una alta incidencia de complicaciones hemorrágicas, ya que es muy difícil su control, y requieren una monitorización muy cuidadosa con controles periódicos del tiempo de protrombina, lo que supone un inconveniente para el paciente y para el propio sistema sanitario. También hay mucha variabilidad en la respuesta individual porque otros fármacos o una variación en los estilos de vida alimenticios podían modificar la respuesta. El metabolismo de los nuevos fármacos no tiene tanta interferencia, con lo cual son más seguros".

Sin antídotos
No obstante, según Páramo, una de las ventajas del Sintrom es que se dispone de un antídoto muy bueno, la vitamina K, de tal manera que cuando se administra esta vitamina a un paciente con hemorragia se neutraliza su efecto. "Con estos nuevos fármacos se están realizando estudios para saber qué antídotos son los más favorables, porque no hay ninguno selectivo.

Es decir, en caso de hemorragia no se ha definido la estrategia terapéutica óptima, y hay que utilizar sangre o concentrados de factores, lo que supone una extorsión y no neutraliza la acción del fármaco". La incidencia de la trombosis en España es de 110 casos por 100.000 habitantes año. La mortalidad inducida por el trombo venoso es muy superior a la que originan en su conjunto el cáncer de mama y los accidentes de tráfico.
Resumen Diario de Diariomedico.com