INTERNACIONAL
EL MÉDICO INTERACTIVO - ESPAÑA
ENERO 2009
Una mutación presente en el cáncer de mama aumenta el riesgo de cáncer de próstata agresivo
Redacción
Cada año se diagnostican en todo el mundo más de 679.000 nuevos casos de cáncer de próstata, es el tumor con la segunda tasa más alta de mortalidad en todo el mundo con más de 221.000 muertes anuales; cuando se detecta en estadios iniciales es difícil de predecir si el tumor tiene un potencial agresivo o tendrá un desarrollo lento que no requiera un tratamiento inmediato
Madrid (31/2-2-09).- Los hombres que desarrollan cáncer de próstata afrontan un mayor riesgo de que el tumor sea agresivo si portan una mutación genética identificada en el cáncer de mama, según un estudio del Colegio de Medicina Albert Einstein en Nueva York (Estados Unidos). Los descubrimientos, que se publica en la revista Clinical Cancer Research, podrían ayudar a elegir el tratamiento más adecuado en estos casos.
Por ello, y después de analizar a más de 2.000 pacientes, se observó que aquellos con la mutación del gen BRCA1 ó BRCA2 habían desarrollado el cáncer de forma más agresiva que los pacientes que no presentaban dicha mutación.
Todos los participantes eran descendientes de judios ashkenazi. El estudio se centró en ellos porque son cinco veces más propensos que la población general a portar una mutación en los genes BRCA1 y BRCA1. Los investigadores buscaron la presencia de tres mutaciones en concreto, dos en BRCA1 y una en BRCA2.
Los resultados mostraron que tener alguna de las tres mutaciones no aumentaba el riesgo de un hombre de desarrollar cáncer de próstata. Pero en aquellos hombres que desarrollaban el tumor, dos de las mutaciones aumentaban el riesgo de que los tumores fueran agresivos. Estas mutaciones estaban en el gen BRCA2 y en el BRCA1 respectivamente.
En concreto, los pacientes con cáncer de grado con tumores agresivos eran 3,2 veces más propensos a portar la mutación en el gen BRCA2 que los hombres del grupo control. Los portadores de la mutación en el gen BRCA1 también tenían un mayor riesgo de que el tumor fuera agresivo.
Según explica Robert Burk, autor del estudio, "uno de los mayores problemas en el cáncer de próstata en una fase temprana es distinguir entre tumores con el potencial para convertirse en agresivos y aquellos que se mantienen durante muchos años sin agrandarse o extenderse".
Los datos de esta investigación permitirán, a partir de ahora, tener en cuenta estos genes a la hora de saber si hay que iniciar el tratamiento para una enfermedad que, de abordarse en estadios iniciales, es más fácil de curar a través de la cirugía o radioterapia. "El problema es que en ocasiones puede retrasarse el inicio del tratamiento pero no existe un indicador que nos permita saber cuándo", explicó Burk.
viernes, 30 de enero de 2009
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