sábado, 17 de octubre de 2009

“Es la primera vez que una vacuna se muestra eficaz frente al VIH”


Dr. Felipe García Alcaide, investigador en vacunas contra el VIH

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“Es la primera vez que una vacuna se muestra eficaz frente al VIH”
16 Octubre 2009 · Max Ortega. Barcelona
Dr. Felipe García Alcaide, investigador en vacunas contra el VIH


El Dr. Felipe García Alcaide coordina desde el Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínic de Barcelona la Línea de Investigación en Vacunas de la Red de Investigación en Sida (RIS). En esta entrevista analiza la situación actual de la investigación en vacunas contra el VIH y, especialmente, la importancia de los recientes resultados conseguidos con un nuevo preparado en Tailandia.

–Han pasado más de 25 años y la vacuna aún no ha llegado. ¿Por qué?
–En el caso del VIH nos encontramos ante un problema extremadamente complejo. Por un lado, cuando decimos que una persona está infectada no estamos diciendo que esté infectada por un único virus. En realidad, está infectada por una población de virus diferentes entre sí. Somos capaces de medir sus diferencias, pero cuanto más diferentes son, más complicado es obtener una vacuna. Si el VIH fuera siempre exactamente igual, una vacuna con ese virus sería eficaz. Pero si utilizamos una vacuna con un tipo de VIH y el tipo de virus que infecta a esa persona es muy diferente, costará más que funcione.

»Por ejemplo, todo el mundo sabe que es necesario fabricar una vacuna contra la gripe distinta cada año porque los virus no son siempre los mismos. Pues bien, la variabilidad del virus de la gripe en un año en todo el mundo es menor que la variabilidad del VIH dentro de una sola persona. Esto da una idea del reto al que nos enfrentamos.

»Por otro lado, cuando vacunamos, intentamos estimular las defensas contra el virus: los linfocitos CD4, que son precisamente las células a las que ataca el VIH. Esta es otra de sus características que hace más complicada la obtención de la vacuna, un objetivo del que se ha dicho que es tan complejo como la secuenciación del genoma humano.

–¿Ha tenido la sensación de que la población se ha cansado de que le hablen de vacunas que al final no funcionan?
–Pienso que el principal cambio que ha experimentado la opinión de la población con respecto al VIH es que ya no considera que es un gran problema, y eso es una equivocación. Lo cierto es que, como ahora existen tratamientos y los pacientes infectados pueden estar adecuadamente controlados, la sociedad tiene la impresión de que el virus no es tan problemático, puesto que los afectados ya no mueren. Sin embargo, se trata de un problema enormemente grave. No sólo en los países pobres, sino también en Occidente. Es cierto que en nuestro entorno se mueren menos personas por sida y que enferman menos, pero en el Hospital Clínic tenemos cada año un 10% más de pacientes infectados, con el enorme gasto farmacéutico que esto supone. Es un problema al que deben enfrentarse las sociedades antes o después y eso significa que se necesita una vacuna.

–Una necesidad aún más evidente en los países pobres...
–En los países en vías de desarrollo la situación es devastadora y no se trata de un problema únicamente sanitario, sino de desestructuración completa de sociedades enteras. Por ejemplo, Sudáfrica tiene una prevalencia del 20-25%. Es decir, una de cada cuatro personas está infectada y es muy probable que los afectados mueran antes de diez años. En algunas zonas de África hay poblaciones enteras donde únicamente hay niños y ancianos. La situación es tan grave que la única solución pasa por conseguir una vacuna, puesto que el resto de medidas preventivas nunca llegarán a ser tan efectivas.

–A menudo se dice que la investigación en vacunas no ha tenido suficiente financiación. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?
–Absolutamente, aunque depende de a qué países nos refiramos. El esfuerzo global dedicado a tratar la infección ha sido mucho más importante que el dedicado a vacunas. Por ejemplo, en estos momentos hay en marcha en todo el mundo unos 20 ensayos clínicos en fase I con vacunas preventivas. Esa cifra es la misma que la de ensayos con medicamentos antirretrovirales que están en marcha ahora sólo en el Hospital Clínic. Esto da una idea de la desproporción que existe. En parte se debe a que la industria farmacéutica no ve de una manera clara por dónde vamos en la investigación de vacunas. Cuando perciba que una vacuna tiene posibilidades de funcionar seguro que invertirá mucho dinero. Mientras tanto, tendrá que ser la investigación académica la que dé los primeros pasos. Durante años, la investigación académica ha estado más preocupada en que los pacientes no murieran y no ha dispuesto de tanto dinero para vacunas. En los últimos diez años esto ha ido cambiando, si bien ese cambio ha sido mucho más evidente en Estados Unidos, menos en Europa y muchísimo menos en España.

»Hasta hace poco, la investigación en vacunas contra el VIH en España era bastante débil, pero en los últimos años la situación ha mejorado. Ello ha sido posible gracias a iniciativas como la Fundación para la Investigación y la Prevención del Sida en España, la Línea de Investigación en Vacunas de la RIS o el Centro Catalán de Investigación y Desarrollo de Vacunas para el Sida. Por otro lado, España está invirtiendo dinero en la investigación en vacunas que se realiza fuera de nuestras fronteras. Por ejemplo, está donando tres millones de euros anuales a la Iniciativa Internacional de Vacunas contra el SIDA (AIVI) y es el quinto país que más dinero proporciona al Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Malaria y la Tuberculosis. Los investigadores nacionales que trabajan en vacunas no han recibido tanto apoyo, pero afortunadamente las cosas están cambiando, como ocurre en otros países.

–¿Qué avances destacaría en este campo?
–Es indudable que no nos encontramos en la misma situación que hace 20, 10 o 5 años. La evolución ha sido muy importante. Todos los fracasos y errores nos han enseñado que hay caminos que no vale la pena tomar y otros que sí.

»Sabemos que los péptidos no funcionan para vacunas contra el VIH, como tampoco funciona el virus completo inactivado; conocemos mejor cuál es el modelo animal más idóneo para probar una vacuna, aunque no lo tengamos claro del todo; hemos aprendido que la activación del sistema inmunitario es importante en la infección por el VIH; conocemos mucho mejor la inmunopatogenia de la infección, es decir, qué ocurre en el sistema inmunitario cuando se pone en contacto con el virus; sabemos qué defensas debemos estimular, qué fragmentos del VIH tenemos que poner en la vacuna, etc. Efectivamente, hay muchas cosas que hemos aprendido en los últimos años.

-Recientemente, se han conocido los resultados obtenidos de una vacuna preventiva que se ha ensayado en Tailandia, capaz de prevenir alrededor del 31% de los contagios por el VIH. ¿Qué opinión le merece ese estudio?
-La prensa se ha hecho eco de los datos de eficacia de una combinación de gp120 monomérico con ALVAC (poxvirus del canario) utilizada como vacuna preventiva. Esta combinación fue capaz de reducir el número de infecciones en un 31%, aunque no fue capaz de cambiar el punto de estabilización viral ni el curso clínico de las personas que se infectaron. Estos datos abren muchas incógnitas y son muy esperanzadores. Es la primera vez que una vacuna se muestra eficaz frente al VIH. Habrá que investigar qué determinantes inmunológicos fueron los responsables de impedir la infección (inmunidad humoral, celular, en mucosas o una combinación de éstas), además de estudiar por qué no fueron capaces de controlar la infección una vez infectados los pacientes, lo que podría sugerir que los factores protectores de infección podrían ser diferentes de los que evitarían la progresión de la enfermedad. Otros vectores poxvirales como candidatos vacunales frente al VIH son los modificados del virus Vaccinia (VACV o VV), como NYVAC y MVA. MVA-B es la vacuna que se está probando actualmente en España.

-¿Cómo funciona esa vacuna española?
-Es una vacuna del virus Vaccinia, el mismo que se utilizó para la erradicación de la viruela. MVA significa Modified Vaccinia Ankara, y la B se refiere al subtipo de VIH, que es el más habitual en Europa y América. El Dr. Mariano Esteban pensó que la MVA era un vector ideal para una vacuna contra el VIH, e introdujo en este vector genes que estimularan las defensas humanas frente al VIH. Ahora mismo se está ensayando en 30 voluntarios para comprobar si es inmunogénica, tal como ha demostrado en los estudios preclínicos. Lo que no sabremos con este ensayo es si es efectiva o no, dado que los estudios de fase I sólo permiten saber si produce inmunidad y si es segura. El último voluntario se vacunó en mayo, y el seguimiento del estudio es de un año, por lo que dispondremos de resultados en el verano de 2010.

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