jueves, 29 de octubre de 2009

Autotrasplante hemopoyético, eficaz para el linfoma de VIH+


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ESPAÑA
MISMOS RESULTADOS QUE EN POBLACIÓN SIN VIH
Autotrasplante hemopoyético, eficaz para el linfoma de VIH+
El trasplante autólogo de células madre hemopoyéticas (TACMH) tiene la misma eficacia, a corto y largo plazo, en pacientes VIH positivos afectados de linfoma que en los que no padecen la infección, según la experiencia de un equipo del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid.


Raquel Serrano - Miércoles, 14 de Octubre de 2009 - Actualizado a las 00:00h.
Raquel Serrano - Jueves, 29 de Octubre de 2009 -

llaves conceptuales:
1. Este tipo de injerto es factible, la estrategia no supone toxicidad añadida, ofrece control sobre el linfoma y repercute en la supervivencia
2. La infección por VIH es un factor de riesgo para desarrollar linfoma, por lo que esta patología es más frecuente en la población VIH que en la general

Los pacientes VIH positivos que han desarrollado un linfoma se benefician, al igual que los enfermos VIH negativos, del trasplante autólogo de células madre hemopoyéticas (TACMH) para el tratamiento de la enfermedad oncológica, según han indicado a DM José Luis Díez-Martín, jefe del Servicio de Hematología, y Pascual Balsalobre, coordinador de trasplante hemopoyético, ambos del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid.

Los datos de esta experiencia, fruto de la colaboración internacional y de los equipos de hematólogos e infectólogos dedicados al VIH, así como de enfermería del citado centro, concluyen que este tipo de trasplante es factible en pacientes VIH positivo con linfoma, ya que carece de toxicidad aumentada y es eficaz en el control del linfoma así como en el mantenimiento de la supervivencia, al igual que en los pacientes VIH negativo con linfoma, según lo publicado en el Journal of Clinical Oncology.

El trasplante hemopoyético es una de las principales estrategias terapéuticas para pacientes con linfoma, enfermedad bastante frecuente en VIH positivo y derivada de la inmunosupresión que produce la infección por VIH. Tradicionalmente, presentar infección por VIH era un criterio de exclusión para trasplante hemopoyético, lo que suponía un vacío terapéutico si desarrollaban un linfoma, "opción de elección para curar un linfoma agresivo y, sobre todo, después de una recidiva", ha señalado Díez-Martín.

La infección por el VIH es un factor de riesgo para desarrollar linfoma, de forma que esta patología es más frecuente en la población VIH que en la general. La mejora en los tratamientos de la infección y de sus complicaciones ha supuesto una mayor supervivencia de los enfermos, así como un aumento en las probabilidades de desarrollar un cáncer.

Así, la pregunta entre la comunidad médica es: si el trasplante es el tratamiento ideal para el linfoma, ¿por qué no se oferta a estos enfermos? Existía, según el hematólogo, una dificultad añadida: la legislación ponía muchas dificultades para el uso de productos de personas VIH positivas, incluso aún siendo para sí mismas, como es el caso del trasplante autólogo de progenitores hemopoyéticos para tratar el linfoma.

Equipo pionero
Así, en 2002, a instancias de los profesionales que manejan VIH, el equipo del Gregorio Marañón inició, de forma piloto, el tratamiento de los linfomas en pacientes con infección VIH con este trasplante. Paralelamente, otros dos centros -uno en Estados Unidos y otro en Italia- pusieron en marcha la misma experiencia. A partir de los primeros datos, que indicaban que el procedimiento era factible y que no producía un aumento de la toxicidad ni del riesgo en los pacientes, surgieron otros grupos en el mundo y se exportó el protocolo al ámbito nacional para realizarlo como estudio prospectivo controlado. En 2005 se establecieron las primeras colaboraciones internacionales dentro del Grupo Europeo de Trasplantes y más concretamente con su Comité de Investigación Linfomas que dirige Ana Sureda.

El equipo español llegó a similares conclusiones que las obtenidas por otros grupos internacionales, que ratificaban además los datos previos obtenidos en el Gregorio Marañón: "El trasplante autólogo de células madre hemopoyéticas es una estrategia factible que no entraña una toxicidad aumentada ni grandes complicaciones para el paciente VIH positivo en comparación con la población general. Además, ofrece una eficacia excelente en el control de los linfomas y en la supervivencia de los pacientes a largo plazo. El resumen es que el tratamiento parece tan eficaz como en los pacientes VIH negativos", según Balsalobre.

Se consolida la indicación
En colaboración con el Grupo Europeo de Traplantes, el equipo del Marañón consolidó y amplió los datos con un nuevo análisis estadístico, publicado en Blood, primero en el mundo que compara el seguimiento del trasplante, en eficacia, complicaciones y dinámica clínica, en la población oncológica VIH frente a un grupo control que no era VIH de idénticas características para evitar sesgos.

Según Díez-Martín, este trabajo reafirma formalmente las sospechas del equipo, ya que demuestra que "los resultados del trasplante son similares en ambas cohortes. Su importancia radica en que supone el impulso internacional para que la indicación de este trasplante en la población VIH positiva que padece linfoma se lleve a cabo con las mismas indicaciones que en la población VIH negativa".

No obstante, los expertos no olvidan que los pacientes VIH positivos, además de una logística especial por positividad a la infección, necesitan un control más cercano. "Después del trasplante, los factores estimulantes del prendimiento del injerto se usan con más prodigalidad para limitar las infecciones".
(J Clin Oncol. 2009; 1; 27 (19): 3263).
(Blood. 2009; 4: 113 (23): 6011-4).

NUEVAS VÍAS DE ABORDAJE
El placer de disfrutar de los resultados de muchos años de trabajo no ha detenido el entusiasmo ni la iniciativa del equipo del hospital madrileño. Todavía quedan muchos pasos que dar y que, de momento, se centran en ensayar en estos enfermos estrategias de terapia celular pero con trasplante alogénico, "vía que se realiza desde hace mucho tiempo en la población VIH negativa. También está la terapia génica y distintas líneas de trabajo basadas en el uso de progenitores hemopoyéticos. "En conjunto, todas las estrategias tratan de utilizar en VIH positivos las mismas terapias que ya se indican para los VIH negativos", ha señalado Díez-Martín. The New England Journal of Medicine recogía el pasado mes de febrero el primer caso de un paciente seropositivo con leucemia que, después de someterse a un trasplante de células madre, logró eliminar la infección por VIH y la enfermedad neoplásica. Ocurrió dos años antes en el Hospital Universitario Charité, de Berlín, en Alemania, y además de curar la leucemia, el paciente eliminó el VIH. El donante, hermano del afectado, carecía en sus células sanguíneas, por un azar genético, de la proteína receptora del VIH, una mutación genética que confiere resistencia natural al VIH. Esta mutación inhibe el correceptor CCR5 que se encuentra en la superficie de las células T, el tipo celular inmune que es atacado por el VIH. Se trata de una nueva línea de investigación con trasplante alogénico y sin el CCR5 eliminado por manipulación genética, que es la puerta de entrada del VIH en las células.

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